Terminás la jornada laboral y cansado soltás los auriculares sobre la mesa, feliz por terminar el día pero molesto por la cantidad de cosas que tenes para hacer. De alguna manera, no te sentiste productivo. ¿Te suenan frases como "uf, son un montón de cosas", "ya no puedo con todo", "me siento desmotivado con todo esto", "me exigen banda de cosas, y para ayer", "me cansa, pero no puedo decir que no", "esto no se termina más" o incluso "¡que ganas de renunciar!"?
Si te sentís identificado con alguna de estas frases, es mi deseo que este post te dé ideas para experimentar y generar un cambio.
"Ningún mar en calma hizo experto a un marinero." reza, parafraseando, un viejo proverbio inglés. Y sí, a estas situaciones las podemos vivir como un fracaso, una ininterrumpida frustración, o una oportunidad para asirnos de nuevas herramientas como profesionales y como personas.
En mi propio viaje por aguas internacionales he descubierto algunos lugares peligrosos, donde muchos marineros han claudicado. Es por eso que quiero compartirte estos enemigos y algunas herramientas que creo pueden ayudarte a salir de ahí y seguir viajando, viento en popa, a tener un día realmente productivo y puedas lograr tus objetivos.
El multitasking
Se define como multitasking a la "habilidad" de realizar dos o más actividades al mismo tiempo. Si bien esto parece práctico, y es una cualidad muy deseada para una computadora, las personas no vinimos con más de un “núcleo”. La neurociencia demostró que, cuando dos tareas diferentes involucran la misma área de nuestro cerebro, somos incapaces de procesarlas en simultáneo. Esta "conexión-desconexión" cuando cambiamos de una tarea a otra no sólo produce un gran desgaste físico, sino que también nos vuelve más propensos a cometer errores y nos hace más lentos para procesar información. Contrariamente a lo que parece resolver, el multitasking nos vuelve menos productivos. Además, ese estrés puede también afectar la salud física y emocional. Ni hablar en términos de presencia intelectual.
El foco es una gran y muy simple herramienta para usar y evitar el estrés por multitasking. Probá con hacerte una lista de tareas pendientes y priorizarlas (te propongo Trello o Planner). Anda eliminando tareas de ahí en la medida que las vayas completando. Cuando surja una tarea nueva, anotala y colocala en el lugar de prioridad que le merezca. Vas a ver que no todo es tan urgente, y no todo es tan importante. En mi caso noté que soy más efectivo, me equivoco menos, y logro un mayor entendimiento de las cosas, y que mi cerebro ya no tiene que hacer un esfuerzo de memoria por retener el hilo de cada tema.
El burnout
Se define burn-out al estado de agotamiento físico, emocional e intelectual relacionado a la dinámica de trabajo del día a día. Es lo que llamamos “terminar quemado”. Este estado se puede producir luego de una jornada extensa de trabajo, de mucha tarea o de un gran desgaste. Quizá no haya problema si sucede un día o si justo te quedaste enganchado terminado algo que tomaste como un reto, pero cuando se vuelve crónico puede generar un gran malestar.
El burnout en el tiempo genera estrés, una predisposición adversa al espacio de trabajo, a las ideas y a las personas con las que compartimos. Nos vuelve negativos, irritables e irascibles, propensos a la queja, nos bloquea la creatividad, nos quita el sueño y nos desmotiva, generando la sensación de que “trabajamos por nada” o “no vale la pena”. Lo peor de todo es creer que terminar quemado siempre es sinónimo de “compromiso” con el proyecto y el equipo, pero dado lo que genera es todo lo contrario. El burnout crónico es sinónimo de falta de compromiso con uno mismo y con los demás.
El remedio al burnout es más simple que el anterior. Es aprender a decir que no a lo que sabemos que nos quema para decirle que si a nuestro propio bienestar. Establecer estos límites requiere una gran conciencia y honestidad, siendo genuinos cuando no damos más y gestionando mejor nuestros cronogramas.
El perfeccionismo
Se define “perfeccionismo” como la búsqueda de la máxima optimización y mejora de cada tarea que se realiza. Si bien puede verse como una muestra de esmero, de prolijidad y de detallismo, en realidad es quizá lo que más nos frena de ser verdaderamente productivos.
El problema del perfeccionismo es que se basa enteramente en una opinión. ¿Qué significa que algo sea perfecto? ¿y bajo qué contextos? Lo que para vos puede ser perfecto, para otro miembro de tu equipo puede ser mejorable, y viceversa. De hecho, si estás navegando en estas aguas tanto tiempo como yo, quizá tareas que hayas hecho hace unos años (o meses) hoy las veas perfectibles. En líneas generales el perfeccionismo esconde el miedo de “hacerlo mal”, sea “quedar mal” frente a un tercero o considerarse uno mismo “insuficiente” en lo que hace respecto a otro o un supuesto estándar. Por lo tanto, no sólo nos lleva a invertir una cantidad de tiempo exagerada en resolver algo, sino también nos vuelve susceptibles a una baja autoestima o a una inhibición de aportar opiniones e ideas “porque no son perfectas”.
La solución al perfeccionismo es la resolutividad. Ser resolutivo implica pensar en la meta de una tarea, tener presente siempre su objetivo o para qué. Es no hacer las cosas para que “salga lo mejor posible”, sino para que “nos haga avanzar a la meta”. Después de todo, productividad es alcanzar resultados y, a medida que vamos avanzando y haciendo cosas, ir aprendiendo, y ese aprendizaje es el que nos hace ver que lo que ayer parecía perfecto, hoy puede mejorar.
Conclusión
Como vimos, cada uno de estos tres enemigos se fundamenta y sostiene en nuestras vidas a través de creencias que consideramos habilitantes y no nos damos cuenta que coartan nuestro margen de acción de diversas formas. Quizá te haya regalado algunas técnicas que yo mismo tuve que aprender a poner en práctica, pero lo más importante es que puedas trabajar en estas y otras tantas creencias que identifiques como limitantes y que ya no querés que estén ahí.
Te dejo otro artículo si te interesa indagar un poco más.