Conociendo ya lo que observamos, sentimos y necesitamos y lo que queremos pedir a los demás, pasemos a la aplicación de estos mismos cuatro componentes para escuchar lo que observan, sienten y necesitan los demás y lo que nos piden. En esta parte encontraremos un breve resumen del proceso de la Recepción empática
Recepción empática
La presencia
No nos limitemos a hacer algo, estemos presentes
Esta presencia que requiere la empatía no es fácil de mantener. En lugar de la empatía, solemos caer en la tendencia a dar consejos, a tranquilizar o a explicar cuál es nuestra postura o nuestros sentimientos lo que suele ser frustrante para la otra persona. La empatía, en cambio, requiere centrar toda la atención en el mensaje que nos transmite la otra persona.
Preguntar antes de tranquilizar u ofrecer consejo
Tenemos ciertas conductas habituales que nos impiden estar lo suficientemente presentes para conectarnos de manera empática con los demás: Aconsejar, competir, educar, consolar, contarle alguna historia parecida, minimizar, compadecer, interrogar, explicar, corregir
La comprensión intelectual bloquea la empatía
El elemento clave de la empatía es la presencia, la capacidad de estar totalmente presentes con la otra persona y lo que está sintiendo. Esta calidad de presencia es la que distingue la empatía de una comprensión intelectual o de compadecerse ante lo que le ocurre a otra persona, hay que tener en cuenta que compartir cómo nos conmueve lo que oímos del otro no es lo mismo que ofrecer empatía.
Escuchemos los sentimientos y las necesidades de los demás
En la CNV al margen de las palabras que emplean las personas para expresarse, escuchamos sus observaciones, sentimientos y necesidades, y lo que nos piden para enriquecer su vida.
Parafraseo
Prestemos atención a lo que el otro necesita, y no a lo que piensan de nosotros
Para confirmar si entendimos bien lo que quiere transmitirnos la otra persona, es útil repetirlo en nuestros términos. Si al parafrasear lo que nos dijo resulta que nos equivocamos, nuestro interlocutor tiene la oportunidad de corregirnos. Otra de las ventajas de ofrecerle nuestra versión de lo que entendimos en brindar a la otra persona la oportunidad de profundizar en lo que nos ha dicho.
La CNV sugiere que el parafraseo se formule a través de una serie de preguntas, las preguntas pueden centrarse en las cuestiones siguientes:
a) Lo que los otros están observando: “¿Reaccionas así porque (hice tal cosa)?”.
b) Lo que los otros están sintiendo y las necesidades que dan origen a sus sentimientos: “¿Te sentís mal porque (te habría gustado que haga x cosa)?”
c) Lo que los otros están pidiendo: “¿Te gustaría que te explicara por qué dije lo que dije?”
Cuando parafraseamos lo que nos dijo nuestro interlocutor es muy importante el tono de voz que usemos sea el mas imparcial posible.
Mantener la empatía
Si mantenemos la empatía, permitimos que el otro llegue a niveles más profundos de sí mismo.
Se recomienda que demos a los demás la oportunidad de expresarse plenamente antes de centrarnos en buscar soluciones o satisfacer sus peticiones. Si nos lanzamos con mucha rapidez a hacer lo que nos piden, a veces no transmitimos un verdadero interés en sus sentimientos y necesidades, por lo que quizá crean que tenemos prisa por librarnos de ellos y por arreglar sus problemas. Por otra parte, la comunicación inicial suele ser como la punta de un iceberg, y a menudo tiene debajo todo un cúmulo de sentimientos relacionados, por lo general mucho más poderosos, y que aún no se han expresado. Al mantener nuestra atención centrada en lo que les ocurre a los demás, les ofrecemos la oportunidad de explorar su interior y expresarse plenamente. Si desviamos la atención con excesiva rapidez hacia lo que nos piden o hacia nuestro deseo de expresarnos podríamos interrumpir este proceso.
Comprobamos que el otro ha recibido la empatía necesaria cuando:
a) Percibimos que la tensión se libera o
b) Se produce un silencio
En primer lugar, cuando alguien percibe que sus sentimientos son plenamente comprendidos de manera empática, experimenta una sensación de alivio. Podemos volvernos conscientes de este fenómeno al advertir que nuestro propio cuerpo se libera también de una tensión. Otra señal, más evidente aún, es que la persona calla. Si no sabemos muy bien si el proceso ha durado el tiempo suficiente, siempre podemos preguntar: “¿Te gustaría agregar algo más?”
También puede suceder que el dolor nos impida conectarnos empáticamente con los demás, cuando advertimos que estamos a la defensiva o que nos sentimos incapaces de ofrecer empatía, necesitamos:
a) Detenernos, respirar y ofrecernos empatía a nosotros mismos
b) Gritar sin violencia
c) Retirarnos