Desde el libro de Marshall B. Rosenberg, quiero compartir con ustedes el tercer pilar de la Comunicación no violenta: Necesidades: el reconocimiento del origen de nuestros sentimientos.

Necesidades

El tercer componente de la CNV se basa en el reconocimiento del origen de nuestras necesidades detrás de nuestros sentimientos, esto nos concientiza de que lo que digan o hagan los demás puede ser un estímulo pero no el origen. A su vez, nuestros sentimientos son el resultado de cómo elegimos tomarnos lo que dicen y hacen los demás, y también de nuestras necesidades y expectativas particulares en ese momento.

Cuatro opciones para recibir un mensaje negativo:

  1. Culparnos: conlleva culpa, vergüenza y depresión.

  2. Culpar a los otros: conlleva rabia.

  3. Percibir nuestros propios sentimientos y necesidades

  4. Darnos cuenta de los sentimientos y necesidades que oculta el mensaje negativo de la otra persona.

Es útil reconocer algunas expresiones de uso común que tienden a enmascarar la responsabilidad por nuestros propios sentimientos:

  1. Expresiones de carácter impersonal: “Me indigna descubrir faltas de ortografía en los folletos destinados al público”.

  2. Afirmaciones en las que sólo se hace referencia a lo que hacen los demás: “Me duele que no me felicites el día de mi cumpleaños”.

  3. Uso de la expresión “Me siento… (una emoción) porque…” (referencia a otra persona o usando un pronombre personal que no sea “yo”): “Me siento triste porque dijiste que no me quieres”

En cada uno de estos ejemplos podemos ahondar más en la conciencia de nuestra responsabilidad utilizando la expresión: “Me siento… porque yo…” Por ejemplo: “Me indigna descubrir faltas de ortografía en los folletos destinados al público porque me gustaría que nuestra empresa proyectase una imagen profesional”.

Las necesidades que están en la raíz de nuestros sentimientos

Los juicios que hacemos sobre otras personas son expresiones alienadas de nuestras propias necesidades insatisfechas.

Pasar de ser esclavos de nuestras emociones a liberarnos de ellas expresándolas. La mayoría de nosotros pasamos por tres etapas en nuestra forma de relacionarnos con los demás.

Primera etapa: Esclavitud emocional: nos percibimos responsables de los sentimientos ajenos.

Segunda etapa: Antipática: nos sentimos enojados; no queremos ser responsables de los sentimientos ajenos.

Tercera etapa: Liberación emocional: nos responsabilizamos de nuestras intenciones y acciones.

 

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