Una de mis actividades favoritas en mi trabajo es dar y asistir a presentaciones que organizamos entre compañeros. Creo que le dan lugar a cultivar dos habilidades muy importantes para la comunicación: aprender a expresar una idea claramente y sacarse el miedo a hablar en frente de otros. En este artículo te voy a contar mis cinco consejos para que tus charlas parezcan salidas de TED, bueno, más o menos.

Al principio mis charlas eran un descontrol. Me estudiaba a fondo un tema y después prácticamente improvisaba con un par de notas en papel. El resultado eran charlas... aceptables. A veces se ponían aburridas, a veces no sabía qué decir, y a veces parecía que los oyentes perdían la atención completamente.

Pero yo quería dar una charla a lo TED (bueno ¡un poco de ambición, che!). Me preguntaba ¿cómo hacen estos tipos que dan TEDs para tener esa "chispa", para dar una charla emocionante y que te quede grabada? Debe ser que son talentosos, hasta parecería que lo hacen improvisando...

Pero nada de esto está improvisado: están usando técnicas para que sus charlas sean así. Mas allá de repetirles lo que hay en internet sobre eso (vean el libro Talk Like TED si les interesa), quería dejarles una lista de 5 consejos que fui incorporando a lo largo de estos casi cuatro años que me sirvieron para dar mejores charlas:

Contá una historia

Podés ser el más crack con un tema, e incluso puede que le parezca súper importante a toda tu audiencia. Pero lo único que va a determinar que sea una buena charla es qué tan atrapante es para tu audiencia. Y no existe nada más atrapante que una historia.

Cuando nos cuentan una historia nos atrapa porque nos sentimos identificados con sus personajes. Vamos a estar mucho más involucrados en una charla cuando sentimos que cuenta algo que nos podría estar pasando a nosotros.

Es mejor si es una historia simple, lo único que importa es que conecte con tus oyentes.

¿No se te ocurre una historia? Hay una que siempre podés usar: la tuya. ¿Cómo te surgió la idea de elegir el tema de la charla? ¿Qué experiencias tenés relacionadas a esto? ¿Cómo venís viviendo la preparación de la charla? ¿Cómo te hace sentir el tema?

Otra historia que es muy útil para hablar de alguna tecnología o invento es ¿cómo surgió? ¿qué viene a solucionar?
Plantear una historia que comienza con una problemática generará curiosidad en tu audiencia y le dará el pie perfecto al desarrollo de la solución.

Para que veas que me tomo en serio este consejo ¡la intro de este artículo es un ejemplo de contar una historia!

Tres preguntas

Elegí tres preguntas. Una vez que las tengas, que tu único trabajo durante tu charla sea contestar esas preguntas. Convencete de que son las tres preguntas más importantes que podrías hacer sobre el tema, ya sea porque te despiertan la mayor curiosidad o porque creés que saberlas es muy útil para tu audiencia.

Si son más de tres preguntas, es muy probable que te tientes a agregar temas que no son relevantes, y pierdas el enfoque mientras preparás la charla tanto como los participantes lo van a perder escuchándola.

Al principio de tu charla, dejá en claro los interrogantes que vas a encargarte de contestar. Esto tiene dos propósitos: alinear las expectativas que tienen los oyentes de lo que va a contar tu charla, y darle una guía a tu audiencia de la estructura de la misma. Durante el resto de la charla debería ser casi obvio para tu audiencia qué pregunta estás contestando en cada momento de la charla.

Interactuá

Es muy difícil que preste atención a alguien hablando en frente mío más de 5 minutos si no me hace una pregunta o desafía mi atención de alguna manera. Las preguntas son una oportunidad para atrapar la curiosidad de tu audiencia e involucrarlos mucho más con tu charla. Si no saben la respuesta, ahora tienen una curiosidad nueva. Si ya pensaron la respuesta ¡significa que tenés su atención!

Tené en cuenta que va a haber un silencio después de la pregunta, y que eso está bien. No lo tapes con repreguntas: puede que los distraigas del proceso de pensamiento que comenzó con la pregunta inicial. Si ves que el silencio dura mucho, tirá una pista o eventualmente contestá, pero dales el tiempo para que haya silencio, ya sea porque están pensando la respuesta, o porque no tienen idea de qué pasó y acaban de bajar a tierra.

Cuando te conteste alguien, mirá a la persona y escuchá su respuesta atentamente. Si está errada tratá de darle un contraejemplo, y si es correcta enganchala con el tema y continuá.

Ensayá

Tu charla es una maravilla, un despliegue de oratoria sin igual, la tribuna te inunda de aplausos... así se ve todo en tu mente. Pero ponete a dar un simulacro de tu charla en tu cuarto, y vas a ver que no sabés ni cómo decir la primera oración.

Para que esto no te pase cuando estés dando la charla es importante que ensayes en voz alta, y que empieces a memorizar las partes clave de tu discurso. Acá vas a poder darte el lujo de elegir las palabras que mejor comuniquen tu idea y guardarlas en tu memoria.

Dar una charla ensayada es una experiencia muy distinta a improvisarla. Va a quitarte un gran peso de encima: estar pensando qué es lo que sigue o cómo lo vas a decir.
Con tu mente despejada vas a poder concentrarte en un montón de otras cosas que hacen que la charla realmente destaque: tu postura, tu forma de hablar, tu ritmo, por ejemplo.

También vas a poder escuchar mejor a tu audiencia cuando interactúes (no vas a estar perseguido de olvidarte cómo seguir).

Repasá

Vimos cómo para dar charlas más efectivas podemos contar una historia, partir de tres preguntas e interactuar con nuestra audiencia. Otra herramienta que tenemos es el repaso, que es lo que acabo de hacer.

Por más de que nosotros debemos tener muy sabido lo que vamos a decir, nuestra audiencia probablemente lo va a ver por primera vez. Para que les quede grabado lo que decimos debemos aprovechar cada oportunidad que tenemos para repasar lo visto.

Generalmente si seguimos el formato de las tres preguntas, antes de pasar a la pregunta siguiente deberíamos repasar las que ya vimos.

Como adicional, las cosas quedan aún más grabadas si las decimos como un refrán. La idea sería elegir una frase que resuma lo que vimos y que no necesite contexto para tener sentido. Por ejemplo, en una charla de arquitectura de software podríamos decir "arquitectura es lo que nos va a costar cambiar después". Imaginate lo efectivo que es que esta frase me la acuerdo justamente porque la escuché así.

 

Espero que alguno de estos consejos te haya servido o al menos te haya hecho reflexionar sobre cómo son tus charlas hoy y cómo te gustaría que sean ¡Hasta la próxima!

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