La vida es una serie de pequeñas decisiones. Cada una, por más insignificante que parezca, nos lleva en una dirección determinada. Los objetivos personales nacen de la necesidad de avanzar en una dirección diferente a la que estamos siguiendo hoy reflejado lo que realmente queremos para nosotros.

Entonces, ¿por qué nos cuesta alcanzar estos objetivos? En este post vamos a ver algunas herramientas que nos van a ayudar a alcanzarlos.

Diseñando tu futuro

Como dijimos, los objetivos reflejan lo que realmente queremos, nos hacen avanzar en una nueva dirección. Cada objetivo que nos ponemos y alcanzamos es un ladrillo más en la pared de la vida que nos queremos construir.

Hay siete reglas que podemos seguir para establecernos objetivos.

 

El objetivo debe ser expresado en positivo

Un objetivo debería describir lo que quiero conseguir, no lo que quiero evitar. Como los objetivos nacen de una insatisfacción con nuestro estado presente, es normal que pensemos de entrada en el problema a resolver.

Un objetivo en "negativo" centra nuestra atención en lo que no queremos. Por ejemplo, si mi objetivo es "dejar de fumar", mis pensamientos se centrarán en "fumar". Es mucho más aconsejable pensar en lo que realmente quiero, como por ejemplo, tener mejor salud. Plantear el objetivo en "positivo" nos abre el juego a un mundo nuevo de opciones diferentes.

Marcarse un objetivo por el negativo es como ir de compras con la lista de lo que no queremos comprar.

Preguntas clave para expresar un objetivo en positivo:

  • ¿Qué es lo que quiero?
  • ¿Qué quiero en lugar de lo que hoy tengo?
  • ¿Qué preferiría tener?

El objetivo tiene que ser específico

Hay objetivos que pueden resultar relativamente fáciles de expresarlos de forma específica, como cuando hablamos de comprar un nuevo celuar o cambiar el auto. Pero en objetivos más abstractos, como ganar confianza en mi mismo, esto puede resultar complejo.

Lo mejor que podemos hacer en estos casos es ser específicos en relación con las pruebas que me permitirán saber si lo logré o no. Quizá una prueba de que estoy ganando confianza es que puedo hablar en público más de 10 minutos sin transpirar.

Con estos objetivos abstractos no debería especificar el resultado, sino mejor lo que quisiera oir, ver y sentir, las pruebas que logré ese objetivo.

Preguntas clave para expresar un objetivo de forma específica:

  • ¿Qué es exactamente lo que quiero?
  • ¿Puedo describirlo aún más preciso?
  • ¿Qué, exactamente, veré, oiré o sentiré cuando lo alcance?
  • ¿Cuánto tiempo necesitaré para alcanzarlo?
  • ¿Cuándo quiero alcanzarlo?

Decidir cómo obtendré la prueba y el feedback del logro de mi objetivo

Es importante que defina las pruebas que me permitirán saber si alcancé mi objetivo. Por ejemplo, cuando vea, oiga o sienta determinada cosa, sabré que lo logré.

Para los items de mi plan de acción es necesario el feedback contínuo. Es así como actua un GPS cuando estamos viajando de un lugar al otro. Así podremos saber si estamos yendo, o no, en el camino a nuestro objetivo. Una manera de obtener feedback es medir mi progreso periódicamente. Esto se puede lograr facilmente poniendo checkpoints dentro de nuestro plan de acción.

Preguntas clave para determinar como medir el logro del objetivo:

  • ¿Cómo sabré que lo logré?
  • ¿Qué checkpoints pondré en mi camino a mi objetivo?
  • ¿Como sabré que estoy en el buen camino hacia el objetivo?
  • ¿Con qué frecuencia comprobaré que estoy en el buen camino?

Organizar mis recursos

En este viaje a mi objetivo voy a necesitar cosas. Mis recursos pueden ser:

  1. Objetos: Libros que leí, equipos y tecnología, videos, podcast.
  2. Personas: Familia, amigos, compañeros de trabajo, contactos.
  3. Tiempo: ¿Dispongo del tiempo para dedicarle a mi objetivo? Si no es así, ¿cómo lo obtendré?
  4. Modelos: ¿Se de alguien que haya alcanzado ese objetivo? ¿Puedo aprender de esa persona o personaje?
  5. Cualidades: ¿Qué habilidades o capacidades tengo o necesito desarrollar para alcanzar mi objetivo?

Un pequeño recurso, utilizado en el lugar y momento adecuado, puede marcar la diferencia. Ese es el efecto palanca, conseguir el máximo efecto con el mínimo esfuerzo.

Preguntas para organizar mis recursos:

  • ¿Qué recursos voy a necesitar para alcanzar ese objetivo?
  • ¿De qué recursos ya dispongo?
  • ¿Dónde encontraré los recursos que necesito?

Ser proactivo

Para llegar al destino del viaje el que tiene que actuar sos vos, no otra persona. Puede que haya creencias detrás nuestro que nos hagan pensar hemos actuado manipulados por otros, o persiguiendo objetivos que realmente no son nuestros. Ese tipo de creencias se evidencia si al hablar de nuestros objetivos usamos la voz activa o la vos pasiva.

La voz activa habla desde nosotros como sujetos, sos vos haciendo algo. Por ejemplo: "ayer hice esto", "me propuse tal cosa" o "hice la presentación".

La voz pasiva, por otro lado, enfatiza en la acción realizada, ignorando quien fue el sujeto. Por ejemplo: "se logró avanzar", "el objetivo fue decidido" o "la presentación estuvo bien".

La voz pasiva puede ser utilizada por incomodidad o falsa modestia, evitando reconocer la autoría de las acciones. Es necesario hablar desde la voz activa para asumir completamente la responsabilidad de los objetivos y facilitar la proactividad.

Preguntas clave para facilitar la proactividad:

  • ¿Hasta qué punto controlas ese objetivo?
  • ¿Qué vas a hacer al respecto?
  • ¿Qué harás para alcanzar ese objetivo?
  • ¿Qué puedes ofrecer a los demás que les mueva a ayudarte?

 Prestar atención a las consecuencias más amplias

Toda acción tiene consecuencias más allá de nosotros mismos. Quizá parezca que no, pero las personas que nos rodean también sufrirán, para bien o para mal, el efecto de nuestro accionar. Incluso hay personas que, en su afán y ferocidad de lograr una meta, dañan relaciones, amistades y su familia. Todo objetivo tiene un precio, y no sólo en dinero, también en tiempo y costo de oportunidad.

Preguntas clave para evaluar las consecuencias de nuestro objetivo:

  • ¿Cuáles son las consecuencias para otras personas?
  • ¿Cuál es el coste en tiempo, dinero, y oportunidad?
  • ¿A qué podrías tener que renunciar?
  • ¿Cómo quedará afectado el equilibrio entre los diferentes aspectos de tu vida cuando alcances ese objetivo?
  • ¿Qué hay de importante en tus circunstancias actuales que tal vez tengas que dejar atrás?

Prepara un plan de acción

Cuando le ponemos pasos al objetivo, le estamos poniendo piernas a ese sueño. Un objetivo requiere motivación, y eso implica saber que tendremos que esforzarnos pero que también es posible

Cuando un objetivo tiene un plazo muy grande puede resultar intimidador. Un plan de acción fracciona el objetivo en pasos más pequeños, cada uno en si mismo realizable. En el total, construye el mapa de nuestro viaje.

En el plan de acción hay dos viajes paralelos. Uno es el viaje exterior: una serie de acciones que vamos a realizar que cambiarán algo en nuestro entorno y que los demás verán; y también otro viaje paralelo e invisible: el viaje interior. Se trata de un viaje de sentimientos, de aprendizaje y de desarrollo personal que también tendremos que estar dispuestos a atravesar.

Bibliografía
  1. O'Connor, Joseph (2005). Coaching con PNL: guía práctica para obtener lo mejor de tí mismo y de los demás. Editorial Urano.

Mandanos tus sugerencias

Ayudanos con ideas para los artículos de este blog a contacto@somospnt.com

¡Seguínos en nuestras redes sociales para enterarte de los últimos posts!