Quizá pienses que la necesidad de preguntar algo es consecuencia de no haber escuchado lo que el otro está diciendo, o haberse perdido parte de su discurso. Pero en realidad, las preguntas poderosas no van por ahí. Las preguntas poderosas requieren que escuchemos, requieren que estemos presentes.
Cuando preguntamos poderosamente no preguntamos a lo que no escuchamos, preguntamos a lo que no se ha dicho.